Tuesday, February 24, 2009

La importancia de llamarse Jorge Andrés

RiNGggggg!!!! 5:39 a.m.Me levanté despacio y aturdido por el sonido estridente del despertador. Me ví en el espejo grande frente a mi cama. Di cuatro pasos en dirección al baño y volví al espejo; acerqué mi cara hasta tenerla en primerísimo plano y refregué mis ojos con el dedo del medio.

Bajé las escaleras con pasos atontados y entré en la cocina todavía adormilado. Abrí la nevera y tanteé con una mano el espacio destinado a los huevos. Tomé uno, al azar, entre treinta y seis que reposaban amontonados en desorden. Cuando me disponía a estrellarlo contra el borde de una cazuela, decidí que lo que quería era un huevo duro, un huevo tibio, como en los viejos tiempos.
Espere sentado en un taburete pequeño a que el agua empezara a gorgotear. Le quité la cáscara y lo tomé con el dedo pulgar por un extremo y con el meñique por el otro. Por unos instantes observé los restos de membrana viscosa sobre su superficie... ¿Qué desatino cruel de la naturaleza ha podido poner en la galería de imágenes de la vida a un huevo? ¡Un óvulo de gallina! Del galpón a la cazuela... Un huevo... un huevo... Jamás sentirá la emoción de una montaña rusa, ni la sensación calurosa de dormir acompañado, ni la satisfacción de engañar a alguien con mentiras tontas, ni podrá sentarse en el cine con un tarro lleno de crispetas, ni experimentará el placer trepidante de quitarse los calzoncillos, ni verá el amanecer después de la tormenta, ni sudará excitado en una fiesta electrónica, ni pensará inquieto cómo comportarse ante los padres de su novia... No estrenará una camisa bonita el treinta y uno de Diciembre, ni se podrá bañar en Balenciaga antes de una cita, ni siquiera podrá subirse al bus y mirar de reojo las medias de lana de la rubia jamona del lado...
En estas disquisiciones me encontraba, cuando escuché una vocecilla tenue que se filtraba por los recovecos de mi canal auditivo...

-el radio? el radio está desconectado.

fssss, casi inaudible por momentos, la vocecilla empezó a tomar consistencia......

Tampoco me sorprenderá el lunes ansioso, ni tendré que soportar once años de colegio, cinco en la universidad y cuarenta de tardes tediosas en la oficina, ni me atormentarán los espíritus malignos, ni me retorceré con espanto cuando no se me pare, ni me arrugaré cuando esté viejo... No soportaré las tragedias familiares, ni a los vendedores puerta a puerta; ni seré víctima de amores no correspondidos... No tendré que hablar en público, ni levantarme a las cinco y treinta y nueve todos los días, ni...

Me lo llevé con firmeza a la boca y lo engullí de un zarpazo.

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