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Llegó, con desparpajo pero con decisión arrojó su saco sobre una silla, sin dejar de caminar prosiguió seguro, se subió las mangas de la camisa y en el escritorio se sentó sin pensar. Abrió la primera gaveta y sacó un lapiz sin siquiera buscarlo, de la misma manera sacó el sacapuntas, hizo lo propio y lanzó hacia atrás la basura sin siquiera mirar. Todo cayó en su sitio. Sin dejar un segundo para respirar abrió la segunda gaveta, sacó un cuaderno lo abrió y no necesito pasar las hojas para encontrar la página en la que iba a empezar. La página estaba en blanco y el lapiz ya estaba bien acomodado en su mano, arremetió contra el primer renglón, el grafito tocó el papel creando un punto, el punto final.